La ergoespirometría, también conocida como prueba de esfuerzo cardiopulmonar, es la herramienta más completa para evaluar la capacidad funcional del organismo. Se la conoce también como prueba de esfuerzo con consumo de oxígeno, concepto que vimos en el artículo anterior del Blog.
Combina el análisis del electrocardiograma, la presión arterial y la frecuencia cardiaca con la medición directa de los gases respiratorios durante el ejercicio. Obtener las variables respiratorias es básico para diferenciar patologías cardíacas y pulmonares. En inglés puede que lo veas referenciado con las siglas CPET.
Esto permite conocer con precisión cómo trabajan el corazón, los pulmones y el metabolismo bajo estrés físico. O sea, la ergoespirometría es LA PRUEBA para conocer objetivamente la capacidad funcional de una persona.
No se trata solo de “aguantar más” o “correr más rápido”, sino de entender cómo responde tu cuerpo al esfuerzo, qué lo limita y cómo puedes mejorar tu rendimiento o tu salud cardiovascular.
No te pierdas este artículo si quieres saber qué aporta esta prueba y en qué consiste.

¿Cómo se realiza una ergoespirometría?
La prueba se lleva a cabo en cinta de correr o bicicleta estática, con un protocolo progresivo. Si realizamos ejercicio en cinta el consumo obtenido va a ser un 10-15% superior al obtenido en bici.También la frecuencia a la que aparecen los umbrales va a variar siendo más alta en tapiz que en ciclo. De todas formas lo suyo será adaptar el tipo de ejercicio a la preferencia del paciente o deportista.
Cuando se realiza esta prueba, a parte del manguito de presión y los electrodos la persona que va a realizarla lleva una mascarilla ajustada. Esta pieza es indispensable, porque es la que va conectada a un analizador de gases que mide de forma continua:
- VO₂ (consumo de oxígeno): cuánto oxígeno va extrayendo del aire ambiente y utiliza tu cuerpo en cada momento.
- VCO₂ (producción de dióxido de carbono): cuánto CO₂ se va generando y exhalamos con cada ventilación.
- Ventilación minuto, frecuencia respiratoria, volumen corriente: cómo respiras y cuánto aire movilizas.
- Cociente respiratorio (RER): relación entre CO₂ producido y O₂ consumido, útil para saber si predomina el metabolismo aeróbico o anaeróbico, aunque todas las rutas metabólicas son superponibles durante el ejercicio.
- Umbrales ventilatorios (VT1 y VT2): puntos clave que marcan el paso de un metabolismo aeróbico eficiente a uno anaeróbico más exigente.
Estos datos se integran con el ECG, la presión arterial y los síntomas para ofrecer una visión completa del rendimiento cardiopulmonar. En realidad medimos muchos más parámetros que se resumen en unos gráficos para resumir la información. Al igual que un cardiólogo puede determinar si un ECG es normal de un golpe de vista, un profesional curtido en ergoespirometría puede obtener un resumen de tu capacidad funcional analizando las gráficas.

Desde un punto de vista técnico, para la realización del ejercicio se requieren unas condiciones ambientales apropiadas de humedad, en torno al 60% y de temperatura, generalmente 20ºC. La sala debe estar debidamente equipada con aparato desfibrilador y la prueba debe ser supervisada por personal sanitario.
Historia y evolución de la ergoespirometría
La ergoespirometría tiene sus raíces en la fisiología del ejercicio del siglo XX, cuando investigadores como A.V. Hill comenzaron a estudiar el consumo de oxígeno durante el esfuerzo. Al principio, se realizaba en laboratorios especializados, con equipos voluminosos y protocolos complejos.
Con el tiempo, su uso se extendió a la medicina clínica, especialmente en cardiología y neumología. Inicialmente estaba relegada a unidades avanzadas de insuficiencia cardíaca. Se la tenía por complicada y solamente al alcance de especialistas que pudiesen realizar análisis complejos.
Hoy en día, gracias a la miniaturización de los analizadores de gases y la mejora en la precisión de los sensores, es posible realizarla en hospitales, clínicas, centros deportivos e incluso en campo abierto con sistemas portátiles como el Cosmed K5.
Estos avances han democratizado su acceso, permitiendo que no solo se realice en casos de cardiopatías muy complejas. Tampoco es una prueba que se haga en pocos centros de alto rendimiento para los atletas de élite. Ahora, también pacientes en rehabilitación o personas activas interesadas en su salud puedan beneficiarse de esta herramienta.

Protocolo incremental tipo rampa
A diferencia del protocolo Bruce (escalonado, con aumentos bruscos cada 3 minutos tanto de pendiente como de velocidad), la ergoespirometría suele emplear un protocolo tipo rampa, donde la carga aumenta de forma continua y progresiva. En lugar de escalones se producen mini escalones de pequeños incrementos de velocidad y pendiente en la cinta a intervalos cortos (por ejemplo 15 segundos). Si es bicicleta lo que aumenta es la resistencia y medimos la carga en watios. Esto permite:
- Mayor precisión en la medición de umbrales: al evitar saltos bruscos, se detectan mejor los cambios fisiológicos.
- Menor variabilidad entre etapas: se obtiene una curva más suave y representativa.
- Mejor tolerancia por parte del paciente: especialmente útil en personas mayores o con baja capacidad funcional.
- Mayor resolución temporal de los datos: se pueden correlacionar mejor los eventos fisiológicos con la carga de trabajo.

El protocolo elegido será individualizado ajustándose la carga a las capacidades del paciente. Para ello como hemos dicho, debe seguir una intensidad incremental, de a poquito a poco, y ajustarse para un tiempo ideal de prueba de 8-12 minutos.
Un tiempo mayor o menor, querrá decir que hemos aplicado una carga excesiva o nos hemos quedado cortos, produciendo desajustes en las medidas.
Este enfoque es especialmente útil en deportistas que requieren una evaluación fina de su rendimiento, pero también en pacientes con enfermedades cardiovasculares o respiratorias.
¿Qué aporta frente a la ergometría convencional?

La ergoespirometría permite distinguir si la falta de aire o fatiga es de origen cardiaco, pulmonar o neuromuscular. Esto es una ventaja fundamental. Además podemos medir la capacidad de esfuerzo real, por ejemplo, saber si una valvulopatía u otra cardiopatía es de verdad la causa de que un paciente se canse con su actividad cotidiana.
Y podemos detectar limitaciones que no se evidencian en reposo, a diferencia de otras pruebas que evalúan nuestro corazón en estático, como pruebas de medicina nuclear con estrés farmacológico, angioTC coronario, RM cardíaca, ecocardiograma, etc.
También permite evaluar la eficiencia del intercambio gaseoso, la reserva ventilatoria y otros parámetros de la respiración, aspectos clave en la valoración integral del paciente.
Enlace con la rehabilitación cardiaca
En programas de rehabilitación cardiaca, la ergoespirometría la realizamos antes de entrar al programa. Esto lo explicamos en el artículo sobre rehabilitación cardíaca que puedes repasar aquí. No obstante, conviene resaltar que realizar la prueba de esfuerzo cardiopulmonar antes de entrar al programa nos permite:
En primer lugar, establecer el punto de partida funcional después de un evento coronario o de una cirugía cardíaca: saber desde dónde partimos para diseñar un plan de ejercicio seguro.
En segundo lugar, teniendo esa información, poder prescribir ejercicio con precisión: ajustando la intensidad a los umbrales ventilatorios, no solo a la frecuencia cardiaca.
Gracias a ese ajuste preciso podremos tanto evitar sobreesfuerzos como entrenar por debajo de nuestras posibilidades: optimizando el estímulo sin poner en riesgo al paciente.
Monitorizar la mejora objetiva del paciente: repitiendo la prueba tras semanas de entrenamiento.
Además, mejora la motivación del paciente al mostrarle de forma objetiva su progreso, y permite adaptar el programa a sus necesidades reales, no a estimaciones genéricas. Está demostrado que los pacientes que integran un programa de rehabilitación cardíaca son más consistentes realizando actividad física regular y adoptando buenos hábitos.

¿Y si estoy sano? ¿Merece la pena hacerse una ergoespirometría si soy deportista aficionado?
Incluso en personas sin síntomas, la prueba tiene valor:
- Conocer el VO₂ máximo real: el mejor marcador de capacidad aeróbica.
- Diseñar entrenamientos personalizados: según tus umbrales ventilatorios, no según fórmulas teóricas.
- Detectar precozmente alteraciones subclínicas: como una respuesta ventilatoria desproporcionada o una cronotropía inadecuada.
- Medir evolución funcional con el tiempo: y ajustar el entrenamiento de forma objetiva.
Es especialmente útil en deportistas, personas activas o pacientes que quieren optimizar su salud cardiovascular. También puede ser una herramienta valiosa para quienes han superado una enfermedad y desean volver a entrenar con seguridad.
¿Pero merecela pena? Es una pregunta legítima. La ergoespirometría no es una prueba barata, ni está pensada exclusivamente para atletas de élite o pacientes con cardiopatías. Pero si eres una persona activa, que cuida su salud y entrena con regularidad, puede convertirse en una inversión inteligente.

¿Por qué?
- Obtienes datos reales, no estimaciones.
- Te permite entrenar con precisión según tus umbrales.
- Puedes comparar tu evolución con el tiempo.
- Es más sensible, detecta lo que no se ve en pruebas de esfuerzo convencionales.
- Si aplicas bien los resultados te ayudará a prevenir lesiones y un sobre entrenamiento, al ajustar la carga de forma individualizada.
En resumen: si te tomas en serio tu salud y tu entrenamiento, la ergoespirometría no es un lujo, sino una herramienta de precisión. Como quien calibra su coche antes de un viaje largo, tú calibras tu cuerpo para vivir mejor.
Conclusión
La ergoespirometría es mucho más que una prueba de esfuerzo con mascarilla. Es una ventana al interior de tu fisiología, una brújula para orientar tu entrenamiento y una herramienta clínica de enorme valor para prevenir, diagnosticar y tratar.
Como cardiólogo creo en una medicina personalizada, basada en datos objetivos y en el intercambio de pareceres con el paciente. Descartar si hay una cardiopatía u otra condición que puede estar minando tu capacidad física es un paso elemental, tanto para los que se adentran por primera vez en este mundillo como para los que practican pruebas de alta exigencia con regularidad.
Por eso, si estás pensando en dar un paso más en el cuidado de tu salud o en la optimización de tu rendimiento, esta prueba puede ser el punto de partida ideal.
¿Habías oído hablar de la ergoespirometría? ¿Conocías el dispositivo portátil Cosmed K5? Te leo en comentarios