El corazón puede enfermar porque se infecte por microorganismos que, al reproducirse dentro, dañen sus estructuras. A eso es a lo que llamamos endocarditis infecciosa.
Es una complicación grave, dentro de las infecciones. Porque si no se pone tratamiento adecuado a tiempo, la infección se extiende rápidamente y provoca un fallo cardíaco.
El tratamiento es con antimicrobianos que combatan específicamente al germen causal. Pero para eso hace falta diagnosticarla rápidamente y averiguar qué tipo de bicho es.
¿Y cuáles son las causas? ¿Cómo podemos prevenirla? ¿Puede necesitar cirugía?
Hoy toca hablar de bichos. Por una vez, no de COVID. Sino de microorganismos que pueden provocar en el corazón una endocarditis infecciosa.
¿Cómo llegan estos invasores al corazón?
La mayoría de estos agentes son bacterias. Aunque también hay endocarditis producidas por hongos. Muchas bacterias conviven con nosotros, en situación de relativa paz, hasta que en algún momento pueden pasar a la sangre. Desde ahí colonizan zonas del corazón que ya estén dañadas previamente, como válvulas deterioradas o defectos cardíacos como una comunicación interventricular.
Una zona densamente poblada de bacterias es nuestra boca. Al cepillarnos los dientes liberamos gran cantidad de bacterias a nuestra sangre, diariamente. No obstante, nuestro sistema de defensas neutraliza a estas bacterias migrantes, antes de que lleguen a perjudicarnos.
El problema está en ciertos procedimientos dentales más complejos, que hacen habitualmente odontólogos o maxilofaciales, que pueden poner en circulación más bichos de los que nuestra policía puede neutralizar. También puede suceder, aunque es menos frecuente, cuando se manipulan otras cavidades, como el intestino o la vejiga.
Cualquier infección activa puede actuar enviando flotas de bacterias por la sangre, como una infección en un hueso, una prótesis infectada, un absceso, etc. Según la cantidad de gérmenes y el grado de afinidad que tengan por los revestimientos cardíacos será más probable que nos causen problemas.
Los pacientes que portan catéteres venosos para recibir ciertas medicaciones, también pueden desarrollar endocarditis.
¿Qué lesiones cardíacas predisponen a una endocarditis infecciosa?
Lo más frecuente es que estos gérmenes acampen en zonas concretas del corazón, usualmente las válvulas cardíacas. Pero también se pegan a zonas donde el flujo de sangre sea más turbulento y se hayan generado erosiones. Como puede ser en defectos septales, como comunicaciones, o bien zonas de estrechamiento, como en una miocardiopatía hipertrófica.
También es frecuente que estos microorganismos ataquen a prótesis cardíacas, como pueden ser los cables de un marcapasos, o bien una válvula artificial. Estos elementos extraños son particularmente apetecibles para que se formen sobre ellos agregados de bacterias.
Otro grupo de personas de riesgo son aquellas que padecen alguna cardiopatía congénita. Sobre todo cuando haya dejado alguna zona de estrechez residual, o que se haya reparado con derivaciones, por ejemplo, mediante tubos artificiales.
Cuando existen estas lesiones predisponentes, tales como erosiones, válvulas rugosas, deterioradas, agujeros, zonas de comunicación, materiales protésicos y flujos turbulentos, se aconseja la utilización de antibióticos de forma preventiva. Sobre todo, ante un procedimiento que pueda movilizar bacterias en la sangre.
Generalmente, la persona portadora de estas lesiones predisponentes lo sabe, porque en su informe cardiológico así viene escrito.
¿Cómo se puede diagnosticar?
Está bien conocer los síntomas, pero a veces pueden ser poco claros, hasta que la infección esté bien organizada. Como es una infección suele provocar fiebre, generalmente en picos por la tarde, junto con escalofríos.
Otras veces puede haber cansancio, manchas en la piel, pérdida de glóbulos rojos con anemia, o si se desprenden conglomerados de estos bichos en la sangre, se pueden producir trombos a distancia, por ejemplo, un ictus.
Tenemos una alta sospecha si en una misma persona concurren varias cosas. Primero que haya tenido algún foco infeccioso, por ejemplo, un flemón. Segundo que tenga una lesión predisponente en el corazón, como una prótesis, o una enfermedad de una válvula. Y tercero, que empiecen con síntomas típicos como la fiebre por las tardes, fatigabilidad, falta de aire con esfuerzos, un soplo cardíaco que antes no había, etc.
La herramienta fundamental para el diagnóstico es lograr aislar al germen causal que está circulando. Eso se hace con cultivos de sangre.
La otra herramienta es estudiar el corazón con pruebas de imagen, como el ecocardiograma, buscando los agregados de bichos dentro del corazón, que se llaman vegetaciones. También se usan pruebas para ver actividad inflamatoria como son la gammagrafía o el PET.
Cuando vemos afectación cardíaca y aislamos el germen, ya solo nos queda tratar.
¿Qué tratamiento tiene la endocarditis infecciosa?
Pues hay que usar antibióticos de manera intensiva, generalmente por vía sanguínea y durante varias semanas, para poder erradicar la infección.
Durante ese tiempo se hará un seguimiento, generalmente con pruebas de ecocardiograma, para ver si las vegetaciones van desapareciendo. También se repetirán cultivos de sangre, para asegurar que no crecen más bichos en la sangre. Señal de que la infección está erradicada.
Si se afecta mucho el funcionamiento de una válvula infectada por la endocarditis, entonces se puede recurrir a la cirugía. Esto sucede porque los gérmenes al reproducirse alteran la estructura de las válvulas y su funcionamiento. Muchas veces, aunque se controle la infección, la válvula queda destrozada y hay que poner una prótesis.
¿Cómo podemos prevenir la endocarditis infecciosa?
Como es mejor prevenir que curar, si una persona tiene lesiones predisponentes a endocarditis, como una válvula aórtica bicúspide, se le administrarán antibióticos de forma preventiva. Pero no durante toda la vida, sino cuando vaya a hacerse algún procedimiento de riesgo. Como, por ejemplo, una extracción dental o la colocación de un implante.
A esto se le llama profilaxis antibiótica, sinónimo de prevenir infecciones con antibióticos. Ante determinadas intervenciones se usan de rutina antibióticos de manera previa. Así se evita que pasen bacterias a la sangre. Porque, aunque no las veamos, están por todas partes.
A parte de la profilaxis antibiótica otra cuestión básica para prevenir la endocarditis es tener una buena higiene dental. Además, se recomienda visitar al dentista, para tratar piezas que estén infectadas antes de que den problemas.
Si hay fiebre, sin un claro origen, que se repite diariamente, hay que estudiar el origen. Porque puede ser infeccioso y si se propaga por la sangre, puede llegar hasta el corazón.
En conclusión
La endocarditis infecciosa es una enfermedad del corazón provocada por gérmenes procedentes de la sangre.
Estos gérmenes contaminan la sangre cuando pasan procedentes de una zona infectada. Por ejemplo, un absceso dental, una exploración como una endoscopia o un catéter venoso con reservorio, como el que se usa en quimioterapia.
Las válvulas suelen ser el objetivo predilecto de estos microorganismos. Pero se adhieren a zonas erosionadas del corazón, por flujos turbulentos, como el que se produce en un estrechamiento.
El diagnóstico implica aislar el germen en sangre y ver que hay daño cardíaco estructural con alguna prueba de imagen.
El tratamiento se basa en antibióticos y cirugía en casos graves.
La prevención es nuestra aliada, usando profilaxis antibiótica, pero sobre todo, manteniendo una buena higiene bucal.