¿Roncar es malo para el corazón?

Roncar puede ser malo para el corazón cuando se produce una obstrucción lo suficientemente frecuente, larga e intensa al flujo aéreo mientras dormimos.

Por eso lo pregunto muchas veces en la consulta. ¿Usted ronca?

No es que tenga ganas de guasa. La investigación ha demostrado que las personas con este problema tienen mayor riesgo cardiovascular.

Estamos hablando de problemas como hipertensión arterial, arritmias, ictus, infarto e insuficiencia cardíaca. Además es importante detectarlo a tiempo, porque si no la tratamos el riesgo sigue ahí.

En este artículo veremos por qué roncar puede ser malo para el corazón.

Roncar es malo cuando hay apnea del sueño

El hecho de roncar es muy frecuente. Todos en algún momento, hemos roncado alguna vez. Por ejemplo, cuando hemos estado acatarrados y no respirábamos bien por la nariz. O cuando nos quedamos profundamente dormidos, generalmente tras una comida copiosa regada con alcohol.

Pero aquí nos referimos a roncar de forma continuada y con una característica añadida: la apnea. La apnea del sueño se produce cuando durante el ronquido se bloquea completamente el paso de aire a los pulmones. O bien cuando el bloqueo es muy intenso, aunque no sea total, y durante un tiempo prolongado.

Algunos submarinistas bien entrenados pueden mantenerse en apnea incluso durante minutos

La apnea es por tanto, la falta de respiración. Una pausa de varios segundos en la que no está entrando aire a los pulmones. Esto se produce porque entre la punta de la nariz por donde entra el aire, y la glotis, que es donde el aire pasa a la laringe, hay una obstrucción.

Esta obstrucción lógicamente no es permanente, si no la palmaríamos durmiendo. Sino que es más o menos intermitente. Durante unos segundos ese túnel colapsa en algún punto y deja de pasar aire.

Es frecuente que esto pase más en personas obesas, con cuello corto, con la lengua gruesa o con otra serie de características de su anatomía. Cuando los tejidos de la vía aérea son más fláccidos tienden a pegarse entre ellos y el paso del aire los hace vibrar, produciendo el típico ronquido.

Cuando el aire ya no circula o lo hace con mucha dificultad dejamos de oír el ronquido. A esa pausa de segundos, es a lo que se llama apnea obstructiva del sueño.

Si la apnea no es por obstrucción sino porque el cerebro no da la orden de respirar se llama apnea central, pero esa no es el tema de este artículo.

¿Qué síntomas da la apnea del sueño?

Roncar es malo para el corazón cuando tenemos una serie de síntomas. El primero es la somnolencia. Tener mucho sueño durante el día. Es lógico, porque al no respirar bien no descansamos y nuestro sueño no es reparador.

Muchos bostezos y tendencia al sueño durante el día, pueden ser los primeros síntomas que orienten a una apnea del sueño

Hay otra serie de síntomas que pueden orientar a que existe este problema. Si notamos sensación de asfixia que nos despierta durante el sueño. Cuando nuestra pareja se queja de que nuestros ronquidos extremadamente fuertes.

Si notamos fatiga diurna, sueño no reparador o tenemos dificultad para concentrarnos. También si nos levantamos 2 ó más veces a orinar por la noche.

Inclusive puede presentarse como sequedad ocular. A todos nos viene a la mente esa imagen del roncador que duerme con los ojos entreabiertos.

Por último, está el síntoma fundamental. Demostrar las apneas. Esto se hace con un monitor que se llama polisomnógrafo, que registra la frecuencia respiratoria y otra serie de variables mientras dormimos. Antes este estudio se hacía en el hospital pero ahora hay polisomnógrafos que se pueden llevar a casa.

¿Por qué roncar puede ser malo para el corazón?

Si una persona sufre de apneas del sueño y no se trata esto puede tener consecuencias para su salud cardiovascular. Al sufrir estas pausas repentinas es como si estuviese pegándose pequeños sustos durante el sueño.

Esto activa nuestro sistema nervioso autónomo de alerta, que se llama sistema nervioso simpático. El simpático provoca que aumente la tensión arterial y la frecuencia cardíaca durante la noche. Justo al contrario de lo que sucede en condiciones normales, que tendemos a estar relajados y plácidamente dormidos.

Además, a largo plazo se producen otra serie de cambios en nuestros vasos sanguíneos. Se daña el endotelio, que es la capa que los protege por dentro, la que está en contacto con la sangre. Se inflama y aparecen alteraciones en la coagulación. Con ello la sangre tiende a formar más trombos.

Hay que imaginar la apnea como un despertador que está provocando sobresaltos continuos a tu corazón

Todo esto conlleva un mayor riesgo de hipertensión arterial, de arritmias como la fibrilación auricular y de insuficiencia cardíaca. Como tenemos más riesgo de trombosis son más frecuentes los infartos de miocardio y los ictus cerebrales.

Además este estrés nocturno mantenido moviliza las reservas de energía, aumentando nuestros niveles de colesterol, haciendo también que aumente nuestro sobrepeso y que desarrollemos diabetes. Así que aumenta por partida triple nuestro riesgo cardiovascular.

¿Si roncar es malo para el corazón qué podemos hacer?

En primer lugar, mantenernos en nuestro peso es una buena estrategia. Porque la obesidad es el principal factor relacionado con la apnea del sueño.

En segundo lugar, si notamos que nuestro sueño no es reparador, tenemos mucho sueño durante el día y nos dicen que roncamos como bellacos no debemos tomarlo a chanza.

Por eso, tanto pacientes como médicos debemos concienciarnos de que la apnea del sueño es un factor de riesgo cardiovascular más. Es más frecuente de lo que pensamos y habitualmente pasa desapercibido. Preguntar por la calidad del sueño debe ser obligado en consulta.

La principal medida para combatir a las temidas apneas del sueño es evitar la obesidad

Una vez se diagnostique podemos poner tratamiento. Generalmente consiste en aparatos que insuflan aire mientras dormimos mediante una mascarilla. Así evitan que la vía aérea se colapse y la mantienen abierta. El problema que tienen es que resecan las mucosas y no toda la gente los tolera al principio.

Otras alternativas pasan por dispositivos bucales y en última estancia la cirugía.

La idea clave es que si no tratamos la apnea del sueño, será difícil controlar la hipertensión arterial, las arritmias y el resto de efectos negativos sobre la salud que provoca.

Lo vulgar es el ronquido, lo inverosímil, el sueño. La humanidad ronca, pero el artista está en la obligación de hacerla soñar, o no es artista.

Jardiel Poncela

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