Los que dicen yo fumo muy poco piensan que un consumo bajo de cigarrillos al día no es dañino para su salud. Son frases recurrentes:
“Bueno, pero ya fumo mucho menos que antes.”
“Solamente fumo en momentos concretos del día”
“El paquete me dura la semana”
“Soy fumador social”
“No puede ser lo mismo fumar poco como yo, que el que se fuma dos paquetes”
Si te sientes identificado en estas frases te recomiendo la lectura de este artículo. En la consulta siempre intentamos explicar la importancia de no identificar un consumo ligero de cigarrillos con poco perjudicial.
No es así y se han desarrollado varios estudios al respecto. En el caso concreto de la enfermedad cardiovascular podemos afirmar que no hay un consumo aceptable de cigarrillos.
El consumo ideal de tabaco es NINGUNO.
¿Si yo fumo muy poco implica menor riesgo?
Cuando se analiza el riesgo de cáncer de pulmón a mayor consumo, mayor riesgo de cáncer. Aumenta el riesgo de manera proporcionada al número de cigarrillos. Sin embargo no parece ser así con la enfermedad cardiovascular.
La mayoría de los estudios han detectado una relación causa-efecto del consumo de cigarrillos con el desarrollo de ictus e infarto agudo de miocardio. Esto es así desde los niveles más bajos de exposición.
Normalmente en las investigaciones se agrupa el consumo de tabaco en niveles de exposición. Desde los no fumadores, hasta los fumadores llamados en el mundo anglosajón “heavy-smokers” cuya traducción literal sería fumadores pesados, que serían aquellos con un consumo cigarrillos de 25 diarios o más.
Pues bien, desde los niveles más bajos como los que corresponden a los fumadores pasivos, a aquellos que hacen un consumo intermitente, o a los fumadores de menos de 5 cigarrillos diarios, existen ya cambios en nuestras arterias que nos predisponen a arteriosclerosis y desarrollo futuro de enfermedades cardiovasculares.
Esto se conoce desde hace más de 10 años en estudios realizados en fumadores pasivos, los que no inhalan directamente el humo del cigarrillo. Lo hacen de ambientes cargados de humo, como los trabajadores de cafeterías o bares.
Revisión sistemática de distintos estudios sobre fumadores
Hay que entender que este tipo de investigaciones tienen una serie de limitaciones. Por ejemplo, el consumo o nivel de exposición al humo puede variar a lo largo de la vida. Además existen otros factores que pueden actuar como confusores.
Cuando la información de estos estudios aislados se condensa en forma de metanálisis la evidencia que obtenemos es más robusta. En noviembre de 2018 se publicaron los resultados de una revisión sistemática de estudios publicados desde los años 50. Se analizaron los riesgos de los fumadores de 1, 5 y 20 cigarrillos.
Se concluyó que el riesgo de desarrollar ictus o enfermedad coronaria en los fumadores de 20 cigarrillos se componía en un 40-50% del riesgo de fumar 1 sólo cigarrillo, y un 55-65% del riesgo de fumar 5 cigarrillos.
Es decir, fumar de 1 a 5 cigarrillos, nos confiere las dos terceras partes del riesgo de enfermedad cardiovascular de fumar un paquete diario. Lo que es lo mismo, fumando 1 cigarrillo al día tenemos la mitad del riesgo de enfermedad coronaria de un fumador de un paquete diario.
Nuestro endotelio es muy sensible a las sustancias presentes en el humo del tabaco
Nuestro árbol arterial no es simplemente una red de tuberías. Como todo nuestro cuerpo está formado por células y su parte más interna la recubre un tapiz de ellas llamado endotelio. El endotelio no es solamente una fina capa de células unidas unas a otras como una pared de ladrillo en contacto con la sangre para que ésta no se escape.
El endotelio libera sustancias para mantener la sangre circulando sin que se detenga para controlar el flujo sanguíneo. Además inicia la formación de coágulos cuando se produce alguna herida. También es extremadamente sensible a un montón de señales que recibe del torrente sanguíneo y que regulan sus funciones. El problema es que el tabaco contiene una gran cantidad de sustancias que no le dejan hacer bien su trabajo.
Y aunque la exposición sea baja, porque seamos fumadores pasivos o aunque fumemos pocos cigarrillos, nuestro endotelio es extraordinariamente sensible y se altera. Se hace más grueso, se deposita colesterol, disminuyendo el calibre de los vasos, y también pierde su capacidad para aumentar el flujo sanguíneo.
Esto nos lleva irremediablemente a que nuestra sangre circula cada vez por tuberías más estrechas. Por ello tienen mayor tendencia la formación de trombos, que funcionan como obstrucciones. A veces se forma una red de carreteras secundarias para salvar los obstáculos. Si fuera una red de carreteras sería una red con muchos baches y muy congestionada con muchos desvíos. Más proclive a algún accidente de tráfico que sería el equivalente a un infarto o un ictus.
Cuando cambiamos yo fumo muy poco por yo no fumo nada, permite a nuestro endotelio regenerarse. Nuestra red bacheada es capaz de volver a estar asfaltada y de nuevo la circulación se restablece y se hace fluida. Así como decimos que nuestro endotelio es muy sensible al tabaco, también es muy agradecido cuando lo retiramos a tiempo.
En resumen
Existe la creencia muy extendida de que fumar uno ó dos cigarrillos al día no es dañino.
Al contrario, se sabe que desde niveles de exposición muy pequeños comienzan las complicaciones cardiovasculares.
Esto sucede así porque el endotelio es muy sensible a las sustancias presentes en el humo del cigarrillo.
Del mismo modo dejar de fumar por completo puede darle la vuelta a este proceso y rejuvenecer nuestras arterias.
Decir yo fumo muy poco no vale de nada, porque el único nivel aceptable de tabaquismo es cero.