Cada vez hay una evidencia mayor de los efectos cardiovasculares de fumar porros. A pesar de ello, liarse un porrito es percibido socialmente como inocuo. La marihuana es la droga más popular que existe en los países occidentales y su consumo va aumentando cada año, especialmente entre adolescentes y jóvenes.
En este grupo de población como ya comentamos con las bebidas energéticas es frecuente combinar alcohol y otras sustancias. Por eso es fundamental concienciar a los jóvenes de que estos hábitos, incluso cuando el consumo es puntual, están asociados a una serie de riesgos para su salud.
No en vano, es la tercera causa más común de visitas a urgencias relacionadas con las drogas, por detrás del alcohol y la cocaína.
En este artículo vamos a ver:
- cuál es el principal componente biológicamente activo de la marihuana
- los efectos directos recientemente conocidos a nivel cardiovascular
- qué otras circunstancias influyen para que afecte a nuestra salud
Marihuana, hachís, THC y CBD
Generalmente pueden fumarse directamente las flores de la marihuana solas o mezcladas con tabaco. El hachís se obtiene a partir de la resina que impregna la planta. Según como se extraiga da lugar al polen o al chocolate. El principal componente psicoactivo es el 9-tetrahidrocannabinol conocido por sus siglas THC.
Según qué fumemos variará la cantidad de THC, desde un 20-25% para los cogollos secos, hasta cantidades mucho mayores en el caso del hachís. Aunque esto dependerá mucho de cómo haya sido tratado y cortado, oscilando entre un 20 y un 80% de contenido en THC.
El THC se une con una selectividad especialmente alta a los receptores de cannabinoides 1 y 2 (CB1 y CB2, respectivamente). Los receptores CB1 se expresan predominantemente en el cerebro pero también en el músculo cardíaco, el tejido hepático, el tracto gastrointestinal y el endotelio vascular. Los receptores CB2 se expresan principalmente en las células inmunitarias. Estos receptores CB2 serían responsables de la inflamación a nivel vascular.
El CBD es el cannabidiol, que no tiene el efecto neurotóxico del THC y parece seguro a nivel vascular. Por ello sigue el desarrollo y la investigación de su potencial terapéutico en distintas enfermedades, inclusive cardiovasculares. No obstante, su presencia, no neutraliza los efectos indeseables del THC a nivel neurológico ni sobre nuestras arterias.
4 efectos cardiovasculares de fumar porros
La arteritis inducida por cannabis es conocida desde 1960. Se trata de una inflamación de las arterias por afectación del endotelio. Esta capa más interna, sufre una agresión mediada por arsénico. Este componente provocaría progresivamente estrechamientos de las arterias. La falta de riego sanguíneo en extremidades inferiores, causaría finalmente amputaciones en algunos casos.
Otro efecto es el vasoespasmo, producido cuando se contrae la pared muscular de las arterias coronarias. Esto reduce bruscamente el calibre disminuyendo de golpe la cantidad de sangre que llega al músculo cardíaco. Sería la principal causa de infartos o anginas inestables mediadas por marihuana.
Además el THC tendría efecto protrombótico. Los receptores CB1 y CB2 presentes en las membranas plaquetarias en presencia de altas concentraciones de cannabinoides acarrean un aumento de la agregación de las plaquetas. Esto explica que en personas consumidoras, con arterias coronarias lisas y normales se hayan encontrado trombos provocando infartos.
En último lugar, la marihuana parece acelerar el proceso de aterosclerosis. O sea, incrementa la formación de placas de ateroma en las arterias. Esto es curioso y se conoce como la paradoja de la marihuana ya que los receptores CB1 promueven la inflamación. No obstante, los CB2 parecen tener propiedades anti inflamatorias y anti aterogénicas en el endotelio.
Efectos proarrítmicos y miocardiopatía de estrés
La inhalación de la marihuana aumenta el tono adrenérgico, la parte del sistema nervioso autónomo que nos prepara para el estrés. Esto hace que los nervios descarguen sobre el músculo cardíaco catecolaminas que son hormonas del estrés, así como otros mediadores que aumentan la excitabilidad de las células del miocardio.
Provoca que aparezcan palpitaciones, vuelcos y sensación de ritmo cardíaco acelerado cuando fumamos porros. Son frecuentes los episodios de fibrilación auricular inducidos por cannabis, pero también de otras arritmias ventriculares malignas que pueden provocar paradas cardíacas.
Este estado de hiper estimulación del sistema nervioso autónomo también puede provocar lo que se conoce como miocardiopatía de estrés. Un aturdimiento del músculo cardíaco mediado por la descarga masiva de catecolaminas en el miocardio.
La marihuana no es solamente THC
Cuando fumamos porros inhalamos más de 500 sustancias diferentes. Algunas son producto de la combustión, otras procedentes de los productos químicos utilizados para su cultivo, como son las nitrosaminas. Además está el mencionado arsénico (2 mg por 100 g), sulfuros, y otra serie de venenos y toxinas.
Durante su manufactura y posterior venta se añaden otra serie de sustancias como paraquat, dietilamida del ácido lisérgico (LSD) u opio, para potenciar sus efectos, que incrementan los efectos secundarios patológicos. Muestras analizadas de hachís contenían hasta un 25% de opio y alcanfor.
A parte suelen contener contaminantes biológicos como hongos del tipo Aspergillus que causan infecciones en inmunodeprimidos, así como bacterias. Entre ellas Klebsiella pneumoniae, Enterobacter cloacae, Streptococcus del grupo D, etc.
Por tanto cuando se fuma marihuana, muchos otros productos químicos, venenos. hongos y bacterias productoras de toxinas ingresan al torrente sanguíneo junto con el THC.
Fumar porros suele asociar otras conductas poco saludables, ansiedad y depresión
La marihuana puede considerarse una “droga de entrada”. Su uso regular en adolescentes está claramente asociado con un mayor riesgo de abuso y dependencia de otras drogas ilícitas. Sobre todo, alcohol y tabaco, siendo este último un tóxico para nuestro corazón de primer nivel.
Además, los consumidores de marihuana suelen tener un estilo de vida caracterizado por baja actividad física y una dieta poco saludable. Es frecuente un alto contenido de grasas y calorías vacías procedentes de la “comida basura” y la cerveza. Todo ello puede tener efectos nocivos sobre el sistema cardiovascular.
El consumo crónico de marihuana conduce a menudo a problemas de ansiedad y depresión. Estos dos trastornos de la salud mental están también ligados a la enfermedad cardiovascular y serían otro mecanismo indirecto que provocaría mayores tasas de enfermedad cardiovascular.
Por tanto, a parte de los efectos cardiovasculares de fumar porros que hemos mencionado estarían influyendo negativamente en nuestra salud otra serie de efectos indirectos. Tendrían estos últimos, en mi opinión, un impacto a largo plazo casi más importante.
Conclusiones
El consumo de cannabis se extiende por todo el mundo y es percibido por mucha gente como inocuo.
El THC es el componente psicoactivo principal teniendo también otros efectos indeseables a nivel cardiovascular.
Los efectos cardiovasculares de fumar porros se producen tanto a nivel de las arterias, como mediando una respuesta exagerada del sistema nervioso autónomo, que puede provocar arritmias y aturdimiento miocárdico.
Además hay otra serie de efectos colaterales de su consumo que pueden potenciar sus efectos nocivos sobre la salud.